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- Isaias, él es Alberto, bueno ya os conocéis. – Isaias había salido a un pub, a bailar con Tony y Lauren, dos buenos amigos y además compañeros de piso. Pero esta vez vino un amigo nuevo de Lauren que se llamaba Alberto.
Alberto es un experto en diseño de ropa, y poco a poco fue conociendo a Isaias y Tony. Las noches de Madrid siempre son así, puedes empezar la noche con unos y terminarla con el primero que te encuentres una vez que ya llevas varias cervezas de más.
- Mira Alberto, Isaias es el chico que canta en la maqueta de ReNé que te dejé – comentó Lauren a su colega.
- Ah sí! Ey, tío, pues a mí me encantó! – comenta Alberto en grado de admiración.
- ¡Pero Lauren! ¿No le habrás dejado el CD que te pasé con un tachón de rotulador rojo en la portada? – Isaias, un poco indignado y avergonzado culpa a Lauren.
- Claro, claro, ¿por qué no? A mí también me gusta, aunque ¡cómo para decir lo contrario, teniéndote en casa todo el día! – responde Lauren en tono alegre y chistoso.
- Oye Alberto, no me digas que te ha gustado la maqueta, porque no puede ser, se oye todo ruido y está grabado de esas maneras ya sabes… - Se disculpa Isaias por su maqueta pensando que sólo se oye ruido.
- No, no, de verdad, además si quieres se me está ocurriendo una forma especial para que vayáis todos vestidos en los conciertos – continua Alberto – sí mira yo soy diseñador de ropa y pienso que podría hacer algo chulo para ti.
- ¡Anda!, pues igual llevas razón – responde Isaias despistado, ya que al mismo tiempo estaba observando una chica pasar, una de esas que quitan el sentido, y más después de 2 o 3 cervezas.
Varios meses más tarde, Isaias se reúne con Alberto para pensar una forma de vestirse para su primer concierto. Había pasado mucho tiempo desde que Isaias conoció a Alberto, pero esta es la vida de Isaias, todo con mucha calma y tranquilidad, vamos sin estrés alguno. Además, Isaias estaba tocando en una orquesta de verano para ganarse la vida, ya que pensar que puedes vivir de la música en estos tiempos es eso, un sueño.
- ¡Mira esto! – le indica Alberto a Isaias – Son dibujos para que te hagas a la idea de cómo podríais ir vestidos, algo moderno y con personalidad – Alberto, se había currado una serie de dibujos en color y hechos a mano, con todos los componentes de ReNé.
Isaias se quedó viendo los modelos, y despistado se giro hacia la ventana. En estos momentos, sólo Dios sabía lo que se le estaba pasando por su cabeza, sus ojos se quedaron ausentes, mirando al infinito a través de la ventana. Hacía un día precioso, estaba soleado y sólo se oía una suave brisa primaveral. Alberto, no sabía que hacer, él seguía esperando una respuesta acerca de su propuesta pero Isaias llevaba ya más de un minuto ido. Alberto quien era una persona sensible y curiosa se estaba empezando a preocupar, no sabía como reaccionar, pensaba que era posible que Isaias se estuviera poniendo enfermo, o todo lo contrario, que le hubiera gustado la idea y que estaba como soñando despierto.
Isaias permanecía sin responder, y Alberto, empezó a pensar de forma positiva. Pensaba que quizá Isaias estuviera soñando con un gran escenario vistiendo este conjunto e inmerso en este personaje, soñando como una multitud de gente que le estuviera pidiendo a gritos otra canción al final de un concierto. Alberto comenzó a observarle más fijamente, incluso él se estaba emocionando en este momento. Vio como el cuerpo de Isaias seguía totalmente quieto, él estaba de piedra. Empezó mirando por los pies, las piernas, el abdomen, cuando de repente se fijo detenidamente en el brazo que tenía algo especial, la piel ya no estaba normal, tenía como un salpullido. Y fue en este momento cuando Alberto dejó escapar una lágrima, una lágrima de emoción, ya que justo en ese momento se dio cuenta de que Isaias tenía la carne de gallina y estaba ido, pensando, sólo pensando.
Días mas tarde, llegó el día del primer concierto, y todos estaban nerviosos.
- ¡Joder como pesan los putos trastos! – Isaias se queja mientras carga el maletero del coche con todos los instrumentos que hay que llevar al concierto. Esta vez como cualquier otro día, Isaias tiene que cargar con su guitarra y con los instrumentos del resto de los músicos del grupo.
El primer concierto que toca ReNé en Madrid es aquí, en la Casa del frío, en un pequeño bar situado al fondo, una vez pasada la propia pista de hielo.
- ¿A ver dónde dejé las gafas de sol? – Isaias se pregunta cuando empieza a arrancar el coche para ir a la Casa del frío.
Isaias se encuentra nervioso, este va a ser su primer concierto en Madrid y además no va a vestir con vaqueros como solía hacer en Zaragoza, esta vez quería estrenar el conjunto que Alberto le había preparado.
Después de hablar con los del bar, pudieron cambiarse la ropa en lo que ellos llamaban camerino. Pero vamos, eso era todo menos un camerino. Estamos hablando tan sólo de un cuartucho de 3x3 lleno de trastos viejos, alguna tela de araña en las esquinas, un poco maloliente y con poca luz, la justa para distinguir las cosas después de haberse fijado detenidamente y por descarte con lo que podía ser o no.
Todos estaban nerviosos y de buen humor a pesar de las condiciones del camerino. Este concierto estaba muy bien anunciado, todos los del grupo habían comentado esto a todos sus familiares y amigos. Por supuesto, era su primer concierto y toda la gente
cercana quería ir a verles, por eso estaban tan nerviosos.
- ¿A qué hemos venido a este mundo? - Le pregunta Armando a Lolo en un tono alegre, en el cuartucho y bajo la tenue luz de la habitación donde se estaban cambiando.
- ¡A disfrutar! – Contesta Lolo con un grito de amigos, como si fuera un juego de palabras con el que ya habían disfrutado antes.
- ¿Y a qué hemos venido a Madrid?
- ¡A tocar!
Ahora llegó el momento de salir a escena, y como ya habían pre-acordado con el chico del bar iban a tocar dos pases seguidos con las mismas canciones. El primer pase a las 10pm y el otro a las 11.30pm.
Lolo el batería empezó a tocar los primeros compases para que el resto del grupo comenzasen la primera canción del concierto. Y ahí salía Isaias a cantar, según los del grupo muy guapo, elegante, llevando el conjunto de Alberto.
Isaias no podía ver muy bien toda la gente que le estaba viendo porque había un foco que le daba toda la luz directamente en la cara. Él había anunciado a todos sus familiares y amigos de todos los sitios: de la orquesta, de clase de magisterio, de la Escuela Creativa, de la escuela de canto, los vecinos del edificio, etc.
Así que a medida que él empezó a cantar se empezó a fijar un poco quiénes podrían estar por ahí, y lo primero que vio fue a la izquierda una mesa con sillas. Él se imaginaba, como no, a su familia sentadita ahí y a todos los amigos, de pie en la parte derecha.
Desgraciadamente esto no fue exactamente así, la mesa de la izquierda donde se supone que estarían sus familiares estaba totalmente vacía. No toda su familia había ido a la Casa del frío al concierto, algunos tíos y primos se quedaron viendo un partido de fútbol en casa. Así en ese concierto estaban por parte de Isaias: su padre, su madre, tío y los hermanos.
Su madre había salido un momento a fumar un cigarrillo, pero se puso a charlar con una mujer que había ahí, y un poco despistada se le pasó la hora y no pudo ver el comienzo del concierto.
Sus hermanos, emocionados con la pista de hielo, no se lo pensaron ni un segundo y se pusieron a patinar. Ellos no habían podido practicar patinaje sobre hielo antes en Logroño, así que aprovecharon.
Isaias ya estaba terminando la primera canción cuando giro la cabeza y en la derecha pudo ver a su padre y su tío, ellos estaban junto a la barra.
- ¿Por favor, nos puede poner una ración de calamares, otra de patatas bravas y un pulpito? – Pablo, el padre de Isaias pidió tres raciones bastante generosas para dos personas. Y claro, todo esto suponía estar en la barra de espaldas al escenario y por supuesto, haciendo caso omiso de lo que Isaias estaba cantando.
El camarero se quedó un poco boquiabierto, ya que estaban pidiendo mucha comida y no sólo eso, ese bar no estaba pensado para tomar raciones, era más bien un bar de copas.
- Sabe qué pasa? Que venimos con hambre de hacer un viaje desde Logroño pasando por Zaragoza y ya sabe, donde comen tres, ¡comemos dos! – continuó el padre de Isaias enrollándose un poco con el chico del bar.
El chico del bar, tuvo que dejar de escuchar el concierto para dar conversación al padre y tío de Isaias.
- Oh, me temo que nosotros no ofrecemos raciones, lo único que puedo ofrecer son cacahuetes y patatas de bolsa. Lo siento, de verdad. – comenta con miedo el camarero.
Ahí, al final del bar estaban sentados los amigos de Isaias:
- Pim
- Pim
- Pam
- Pum
- No!! Te has colado! Así que bebes – Comenta un amigo de Isaias a otro.
Los amigos estaban jugando a un juego de quinito. Quinito era aquí cualquier juego donde el que pierde tiene que beber, es como un juego para emborrarse. La situación podría dar a pensar como si ellos hubiesen ido a emborracharse y el concierto les diese un poco igual...
El concierto continuo canción a canción, y los chicos de ReNe iban haciéndose cada vez mas amigos de las sillas, mesas y paredes, bueno, y también del camarero, que parecía mirar interesado aunque a mitad del concierto se despisto para hablar con su teléfono móvil.
El primer pase termino, e Isaias de forma fui profesional aunque un poco irónica agradeció la asistencia a los que allí se encontraban.
- Ey! Habrá que aplaudir, no? – comentan los amigos de Isaias.
Isaias, según terminaron el pase quiso desaparecer, volvió a pedir las llaves del camerino al camarero y se marcho solo.
Una triste pose, era la de Isaias dentro del camerino, arrodillado, con los ojos llorosos, y cabizbajo, mirando hacia el suelo, y lamentando que su concierto no hubiese resultado como todos habían soñado.
- No voy a volver a tocar, ni hoy, ni nunca, dejare esto de la música! Que estas haciendo Isaias? Deja de hacer el ridículo! – Isaias hablaba consigo mismo.
- Si, llevas razón, si a nadie le interesa tu propia música, déjalo y punto. Pásalo, bien, emborráchate! Sal de marcha, yo que se! – Isaias continuaba haciéndose preguntas, y respondiéndose a sí mismo.
Entre tanto una persona entro en el camerino y se quedo de pie delante de Isaías. Isaías como estaba agachado solo pudo ver unos zapatos de piel negros, pero entonces, Isaias miro hacia arriba y se quedo asombradísimo. La imagen era como una luz llegada del cielo.
- Madre mía! – Se dijo Isaias a sí mismo.
Era nada mas, ni nada menos, que Daniel Badillo, el guitarrista de Ready To Go. Ready To Go es uno de los mejores grupos del pop español desde los 80, e Isaias había vivido toda esa era de la música desde muy niño.
- Por que habrá venido Dany Badillo aquí? – Se pregunto inmediatamente Isaias.
Sea cual fuere la razón, Isaias estaba alucinado, era como la aparición milagrosa de la Virgen, de Dios...
- Isaias, levántate y toca. – De forma mágica Badillo se dirigió a Isaias, invitándole a tocar.
- Daniel Badillo? Me alegra un montón verte y como sabes mi nombre? – Isaias le contesta emocionado.
- Bueno, suelo venir mucho por este bar, y hoy he recibido una llamada del camarero que me hablaba de vosotros. Me ha dicho que aunque casi nadie había venido a ver el concierto que las canciones eran muy chulas y que yo tenia que veros!... vamos que no me podía perder el segundo pase. – Badillo se sincero con Isaias.
Y así fue, Isaias dio otro segundo pase para los mismos, Badillo y algún amigo mas de Isaías que acababa de llegar rezagado. Esta vez el grupo estaba muchísimo mas animado, y eso se noto, porque tocaron un poco mejor. A Badillo le gusto mucho aunque admitió que había muchas cosas en las que el grupo debería mejorar. Badillo se las fue enumerando tratando de ayudarle pero sin ningún otro tipo de interés, simplemente ayudando como mera afición.
Este momento cambio el transcurso del grupo, cuando ReNe ya no tenia ninguna esperanza, de repente llega uno de los míticos del pop-rock español y les anima a conciencia con el proyecto.
martes, 27 de noviembre de 2007
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